La reciente escalada de violencia relacionada con el narcotráfico ha sumido a Ecuador en una situación de crisis, con al menos diez muertos y actos de violencia extrema. El presidente Daniel Noboa ha declarado un «conflicto armado interno» y ha tomado medidas, como la intervención militar, para hacer frente a la situación.
La violencia se ha manifestado en diversos frentes, incluyendo ataques en el puerto de Guayaquil, donde ocho personas perdieron la vida, y el asesinato de dos agentes de policía en la localidad de Nobol. La arremetida de grupos criminales también ha afectado a la prensa, con un incidente en el que hombres armados irrumpieron en un canal de televisión en Guayaquil, generando momentos de dramatismo.
En respuesta a estos hechos, el presidente Noboa ha ordenado a las Fuerzas Armadas ejecutar operaciones militares para neutralizar a una veintena de grupos criminales, a los que ha calificado como «organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes». Este nuevo decreto se suma al estado de excepción de 60 días que el mandatario había decretado anteriormente, cuando iniciaron los secuestros de policías, los ataques a la prensa y los motines carcelarios.
La situación ha generado pánico en diversas ciudades ecuatorianas, con cierres anticipados de comercios, calles caóticas y un cambio en la modalidad de clases, pasando de presenciales a telemáticas. La fuga de Adolfo Macías, alias Fito, jefe de Los Choneros, una banda criminal importante en Ecuador, ha desencadenado esta serie de eventos violentos.
La respuesta del presidente Noboa incluye la negativa a negociar con lo que él llama «terroristas» y la determinación de enfrentar la arremetida para recuperar el control oficial de las prisiones. La crisis ha llevado a la detención de personas y a la retención de guardias y funcionarios administrativos en varias cárceles del país.
La comunidad internacional sigue de cerca la evolución de esta situación, que representa una de las crisis más graves que enfrenta Ecuador en años, con actos sangrientos y violentos sin precedentes en la historia del país.