La historia de Petrólea se remonta a la perforación del primer pozo de petróleo en 1933, un hito que marcó el inicio de una nueva etapa en la explotación petrolera en Colombia. Esta ciudadela petrolera fue creada para albergar a más de 3.000 trabajadores, incluyendo tanto a extranjeros como a colombianos. La presencia de la empresa estadounidense en la región generó una serie de dinámicas sociales y logísticas únicas.

En sus inicios, Petrólea contaba con numerosos campos o viviendas, instalaciones deportivas, clubes, oficinas administrativas, talleres de mecánica, comedores y un hospital completamente equipado. Sin embargo, una de las peculiaridades de la época era la prohibición de la presencia de mujeres dentro de las instalaciones de la empresa norteamericana. Ante esta situación, algunos trabajadores idearon estrategias, y se formó un grupo de traficantes de mujeres que facilitaban su llegada desde Cúcuta.

Los materiales, equipos y comestibles necesarios para el funcionamiento de Petrólea eran transportados vía fluvial desde el lago de Maracaibo, remontando el río Catatumbo hasta llegar a Encontrados, Venezuela. Desde allí, continuaban por el río Tarra hasta el puerto de Tres Bocas, para finalmente llegar al campamento mediante recuas de mulas en un principio y luego por tren.

Con el tiempo, se construyó una infraestructura logística más completa, incluyendo un aeropuerto, una vía férrea y una carretera hasta Puerto León para facilitar el traslado de trabajadores y equipos. El tren, conocido como «El Relámpago», conectaba Petrólea con Cúcuta, atravesando diversos paisajes y cruzando el río Zulia.

A pesar de la efímera duración de seis años de la ciudadela petrolera, Petrólea dejó una huella significativa en la historia de la explotación petrolera en el Catatumbo. Además, en este lugar se construyó la primera refinería de la región.

La historia de Petrólea es un testimonio de los primeros pasos de la industria petrolera en Colombia y las dinámicas sociales y logísticas que la acompañaron.

Fuente: Anecdotario histórico de Tibú y otras cositas – Julio Jaime 

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