Jenny Lisbeth Parada Gutiérrez, microbióloga de la Universidad de Pamplona, ha logrado un hito extraordinario al convertirse en la primera mujer investigadora cucuteña en explorar la Antártida durante la IV Expedición Antártida «Almirante Tono» en el verano austral 2017-2018.

Desde su infancia, influenciada por caricaturas como El Laboratorio de Dexter, Jenny siempre soñó con ser científica o médica. Sin embargo, una decisión familiar la llevó a inscribirse en la Universidad de Pamplona, donde finalmente se enamoró de la microbiología. Su trayectoria la llevó a trabajar en Tumaco, liderando un laboratorio de microbiología en una empresa de palma de aceite, una experiencia única que marcó su carrera.

A los 25 años, ya lideraba proyectos y capacitaba en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena). Su vida dio un giro inesperado cuando, tras una solicitud de sus estudiantes, terminó siendo contratada por la Dirección General Marítima Portuaria (Dimar), donde se convirtió en profesional de defensa.

Su valentía la llevó a liderar un proyecto sobre contaminación marina generada por buques de tráfico internacional, marcando así su entrada al mundo de la oceanografía. Mientras trabajaba en el Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Pacífico, también avanzaba en sus estudios de posgrado en Oceanografía en Cartagena.

La noticia más emocionante de su vida llegó cuando fue seleccionada para formar parte de la tripulación que viajaría a la Antártida. A bordo del ARC ’20 de julio’, Parada recolectó valiosas muestras de fitoplancton, zooplancton y otros organismos a lo largo del Estrecho de Gerlache.

A pesar de los desafíos del Paso de Drake, con olas de 5 a 7 metros, y las dificultades del viaje, Jenny Parada destacó detalles emocionantes, como su encuentro con icebergs, pingüinos y focas. Tras 83 días de navegación, regresó a Colombia con experiencias únicas y valiosas muestras.

Hoy en día, Parada continúa desempeñándose como investigadora científica en la Dirección General Marítima Iceman, centrada en la protección del medio marino. Su mensaje es claro: «Nunca dejen de soñar». Aconseja seguir los instintos, trabajar por lo que se ama y no tener miedo de salir de la zona de confort, un camino que ella misma ha recorrido con éxito. Aunque su proyecto de vida la aleje de casa, espera regresar a Cúcuta para compartir su experiencia y agradecer a quienes la vieron crecer.

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