Ubicado en el costado norte del municipio de Tibú, el barrio La Esperanza emerge como un sector enaltecido por la de resiliencia y unidad en medio de desafíos que han marcado su desarrollo. Su historia comienza a tejerse el día 25 de enero de 1971 cuando se reconoce la junta de acción comunal del barrio La Esperanza, mediante la resolución 115. Marcando un precedente para el surgimiento del sector. Este rincón del municipio ha enfrentado, a lo largo de los años, una serie de dificultades que han puesto a prueba la fortaleza y el trabajo en equipo de sus residentes.

Antes de la implementación de soluciones innovadoras, La Esperanza se vio afectada por diferentes problemáticas, que con el paso del tiempo aumentaron como, por ejemplo, el alcantarillado obsoleto, daños en la motobomba, vías de acceso en mal estado; pero sobre todo y quizás la más crucial que afecta la vida cotidiana de sus habitantes: la escasez crónica de agua potable, ya que este servicio es suministrado cada 10 o 15 días en el sector. Las interrupciones prolongadas en el suministro generan malestar y preocupación, destacando la necesidad urgente de encontrar una solución sostenible que fortalezca el crecimiento continuo de la comunidad.

Martín Dodino, actual presidente de la Junta de Acción Comunal del Barrio La Esperanza de Tibú, resalta el progreso y los desafíos que ha atravesado la comunidad, pero que, a pesar de sus desafíos, ha mantenido una fuerte identidad comunitaria. Dodino enfatiza: «Nuestro barrio es una mezcla de historias, esfuerzos individuales y colectivos que se han entrelazado para formar una red de apoyo. Pero la falta de agua potable amenazaba con minar ese tejido social».

A partir de la búsqueda continua de soluciones inmediatas a tan notoria problemática; surge por parte de la comunidad, dirigida por el presidente de la Junta de Acción Comunal el proyecto del pozo puntillo, el cual surge en beneficio para el uso de las casetas ubicadas en el parque principal del sector, evidenciando su importancia en medio de la escasez de agua potable y destacando la colaboración comunitaria.

En el marco de la construcción del pozo, Dodino enfatiza la relevancia de esta iniciativa para contrarrestar la falta de agua potable en el parque principal del sector; ya que dicha problemática ha frenado la posibilidad de arrendar las casetas del parque debido a la escases de este servicio público mencionando que: «Este pozo no solo nos proporciona agua de calidad, sino que también se convierte en un recurso vital para enfrentar las interrupciones prolongadas en el suministro que afectan a toda la comunidad».

La colaboración entre la comunidad y las autoridades locales también es un aspecto central del relato de Dodino: «Agradecemos la donación voluntaria de un ingeniero y el compromiso del actual alcalde que, durante su campaña electoral, demostraron que cuando trabajamos juntos, podemos superar desafíos significativos y mejorar la calidad de vida».

Dodino destaca el alcance multifacético del proyecto, afirmando que este pozo puntillo, no solo resuelve problemas inmediatos de suministro de agua; también se convierte en una fuente vital para el riego de áreas verdes y principalmente para el abastecimiento de tanques aéreos de la plazoleta del parque, lo que demuestra el progreso integral del sector.

Este proyecto no solo representa un logro en términos de acceso al agua potable, sino que simboliza la capacidad de una comunidad para superar adversidades. «La Esperanza ha experimentado una transformación significativa. Ahora, con un suministro de agua más estable, estamos listos para abordar otros proyectos que fortalezcan aún más nuestro barrio», agrega Dodino.

Además del impacto inmediato del pozo puntillo, Dodino comparte proyectos futuros emocionantes que benefician en gran medida a toda la comunidad de La Esperanza; Gestionando mejoras con la instalación de juegos infantiles, una estatua en honor al compositor Ernesto Pavón y una obra dedicada a la Virgen María entre otros planes futuros que resaltan el esfuerzo de la comunidad por convertirse en el mejor barrio de todo el municipio.
El líder comunitario también expone planes ambiciosos para infraestructura urbana, afirmando que: «Buscamos el apoyo de la administración para llevar a cabo la primera etapa del alcantarillado y acueducto en la calle 18, hasta la carrera 16. Posteriormente, aspiramos a pavimentar estas áreas».

En cuanto al proceso de construcción del pozo puntillo, Dodino comenta que fue un desafío, pero con la ayuda de la comunidad y el ingeniero donante, se logró completar, y ahora, esto permite disfrutar de un suministro de agua más estable y confiable.Para Dodino, estos proyectos no solo son mejoras físicas, sino símbolos de la fortaleza y unidad de La Esperanza. «Nuestra comunidad es un ejemplo de lo que podemos lograr juntos. Invito a todos a seguir contribuyendo para construir un futuro sólido y próspero para La Esperanza».

Por último, el presidente de la Junta de Acción Comunal, hace la invitación para crear una comunidad más culta con nuestro entorno y con el cuidado del medio ambiente; protegiendo los recursos de “Nuestra casa común”.
La historia de La Esperanza es una narrativa de resistencia, colaboración y progreso, y la implementación exitosa de soluciones locales demuestra que, incluso en medio de los desafíos, las comunidades unidas pueden construir un futuro más prometedor. Este es solo el comienzo de una nueva etapa para La Esperanza en Tibú, donde el espíritu de la comunidad sigue brillando con esperanza y determinación.

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