La popularidad de TikTok ha alcanzado nuevas alturas, pero junto con su éxito, surge una preocupación creciente por la proliferación de videos que pretenden diagnosticar trastornos mentales en apenas un minuto. Títulos como ‘Diez señales de que tienes ansiedad’ y ‘Test para saber si soy autista’ inundan la plataforma, y psicólogos y psiquiatras advierten sobre los riesgos asociados a esta tendencia. En estos clips, creados mayormente por ‘influencers’ sin formación profesional, se ofrecen herramientas para autodiagnosticar alteraciones psiquiátricas. A pesar de la falta de respaldo científico, la audiencia, compuesta en su mayoría por jóvenes, se ve atraída por la posibilidad de obtener respuestas rápidas sobre su salud mental.
Con más de 1000 millones de usuarios en todo el mundo y más de 12 millones en Colombia, TikTok se ha convertido en un fenómeno global. Usuarios como Lucila Varela, de 18 años, comparten experiencias de haberse sentido identificados con los síntomas mencionados en estos videos.
Sin embargo, la viralización de tales contenidos plantea un riesgo significativo, ya que el autodiagnóstico sin consulta profesional puede llevar a conclusiones inexactas y generar ansiedad innecesaria.
Rosario Arguello, de 17 años, defiende la difusión de estos videos como una herramienta de concientización, pero también reconoce el peligro de que las personas se autodiagnostiquen sin tener en cuenta la complejidad de los trastornos mentales. “Permite que las personas sean más conscientes de lo que les sucede y sirva como alarma si es que resuenan con ello”, afirma la adolescente.
“Llegué a pensar que tenía ansiedad. En el video se mostraban síntomas comunes como estar inquieto, sobrepensar, y minimizaba bastante el trastorno en sí. Seguí viendo el video y no la pasé bien. Se me cruzaron varios pensamientos que me los guardé para mí y no los compartí con nadie”, relató Ángeles Kupfershmidt, otra usuaria de la plataforma de 18 años.
Laura Mendel, psiquiatra especializada en niños y adolescentes, advierte sobre los riesgos psicológicos asociados a estos autodiagnósticos. Aumenta la cantidad de consultas a causa de esta tendencia, con pacientes que llegan ya convencidos de tener trastornos como la depresión, autismo o ansiedad. La facilidad para pedir y tomar medicación basada en estos autodiagnósticos también es motivo de preocupación para los profesionales de la salud mental.
Mendel destaca la importancia de una evaluación cuidadosa antes de recurrir a tratamientos farmacológicos, ya que el mal uso de la medicación puede generar dependencia emocional en los jóvenes.
“Lo mejor que le puede pasar a un paciente adolescente y su familia es que lleguen a la consulta con un psicólogo en primera instancia o con un psiquiatra en la segunda con una sana ingenuidad, con una pregunta que será respondida en ese momento de manera parcial. Hoy en día llegan niños y padres con un diagnóstico ya hecho”, aclara la profesional.
Diana Sahovaler de Litvinoff, psicoanalista infantojuvenil, subraya la necesidad de una formación profesional para un diagnóstico preciso. La propuesta de autodiagnóstico en TikTok busca respuestas rápidas, pero la experta enfatiza que el diagnóstico psicopatológico requiere entrevistas personales y preguntas específicas.
En la búsqueda de soluciones, Litvinoff propone controles en la aplicación, similar a otros medios que regulan contenido perjudicial. Mendel destaca la necesidad de educar a los padres sobre el funcionamiento de TikTok y promover la comunicación entre profesionales de la salud y los padres. En cuanto a la necesidad de establecer controles en la aplicación, expresó que sí, de manera similar a la regulación presente en otros medios que promueven contenidos perjudiciales como el racismo o la violencia.
Además, hizo hincapié en la importancia de educar a los padres para que puedan prevenir situaciones adversas, fomentando la capacidad de discernimiento de sus hijos y evitando que acepten cualquier mensaje atractivo como verdadero.
En concordancia con esta perspectiva, Mendel señaló que la brecha generacional entre padres e hijos en términos de uso y consumo de redes sociales está en constante aumento. La tarea de estar al tanto de los contenidos que consumen los hijos se vuelve cada vez más desafiante. A pesar de los esfuerzos por incentivar a los jóvenes a no guiarse exclusivamente por las redes, la realidad es que inevitablemente lo harán.
El desafío radica en superar la brecha generacional en el uso de redes sociales y garantizar que los jóvenes cuenten con una orientación adecuada. Informar, alertar y educar se vuelven herramientas cruciales en un escenario donde la salud mental de los jóvenes está en juego.