La agencia oficial palestina Wafa reportó el trágico saldo de muertos y heridos, indicando que «la ocupación atacó a las personas en la rotonda Kuwait en la ciudad de Gaza, mientras esperaban que llegara la ayuda». Esta terrible tragedia se suma a una serie de ataques que, según el Ministerio de Sanidad de Gaza, se han convertido en una rutina diaria.

El conflicto se agrava en medio de la hambruna que afecta a la región. La asistencia humanitaria, crucial para la supervivencia de miles de personas, es insuficiente y se ve obstaculizada por los constantes ataques. La comunidad internacional observa con horror cómo los bombardeos impactan en la población civil, especialmente en aquellos que más necesitan ayuda.

Las cifras son desgarradoras: se estima que unas 700.000 personas están en riesgo de hambruna en el norte de la Franja, y en las últimas semanas han muerto 27 personas por malnutrición y deshidratación, la mayoría de ellos bebés. La situación humanitaria se deteriora rápidamente, con familias enteras atrapadas en una espiral de sufrimiento y desesperación.

Este nuevo ataque evidencia la urgente necesidad de un alto el fuego y de un compromiso real por parte de la comunidad internacional para abordar la crisis en Gaza. Mientras tanto, el número de víctimas sigue aumentando en una región ya devastada por la guerra y el sufrimiento.

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