La industria ladrillera en Cúcuta ha sido señalada como una de las principales responsables de la crisis ambiental que afecta a la ciudad y su área metropolitana. Sin embargo, desde el gremio se defienden asegurando que cumplen con las pruebas isocinéticas para medir las emisiones de material particulado y que están implementando medidas para mitigar su impacto en el medio ambiente.
Johana Navarro, presidenta de la Asociación de Industriales de la Arcilla (Induarcilla), afirmó que la crisis ambiental es producto de diversos factores, incluyendo el fenómeno de la bruma, el fenómeno de El Niño y las quemas descontroladas. Aseguró que las empresas afiliadas cumplen con las pruebas isocinéticas anuales y que están trabajando en la implementación de procesos más limpios.
Sin embargo, reconoció que el sector necesita tecnificarse para mejorar la eficiencia en los procesos de producción y reducir costos. Alertó sobre la aparición de empresas más tecnificadas en la costa del Caribe, lo que podría desplazar el mercado de los industriales nortesantandereanos.
Ante esta situación, desde Induarcilla están buscando cofinanciación para adquirir nuevas tecnologías y mejorar los procesos de producción. Además, están impulsando la formación en mampostería y buscando alianzas con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) para programas alineados a los materiales cerámicos.
Por otro lado, Navarro destacó la importancia de que las administraciones municipales se interesen por vincular los productos regionales en la construcción de sus ciudades, tal como ocurre en otras ciudades como Medellín, Cali y Bogotá.
En medio de esta controversia, al menos seis ladrilleras fueron objeto de supervisión por parte de funcionarios de Copornor en las últimas horas, como parte de los esfuerzos para controlar la crisis ambiental en la ciudad.