El mundo del baloncesto en Estados Unidos se ha visto sumido en conmoción tras la escalofriante confesión de uno de sus exjugadores, Chance Comanche, quien admitió haber estrangulado a Marayna Rodgers y enterrado su cuerpo en el desierto cercano a Las Vegas. Comanche, quien tuvo paso por los Portland Trail Blazers y participó en la NBA G League, declaró a las autoridades haber cometido el horrendo crimen.
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Formado en la Universidad de Arizona y con experiencia en equipos internacionales como Yeni Mamak Spor en Turquía y Partizán en Serbia, Comanche confesó a la Policía Metropolitana de Las Vegas que, junto con su exnovia, Sakari Harnden, asesinaron a Rodgers.
El exjugador fue arrestado por el FBI en Sacramento, California, y despedido inmediatamente por el equipo Stockton Kings de la G-League, donde había logrado un promedio de 14 puntos y siete rebotes en 13 partidos. Según información de Mundo Deportivo de España, la disputa entre Harnden y Rodgers aparentemente comenzó por un reloj de lujo, llevando a Comanche a hacerse pasar por cliente para encontrarse con Rodgers.
Según la versión policial, Comanche y Harnden engañaron a Rodgers para subirla a un automóvil, aparentando tener relaciones sexuales a cambio de dinero. Posteriormente, el exjugador confesó haber atado a Rodgers y estrangulado a la mujer con un cable HDMI, mientras Harnden continuaba el acto con sus manos hasta que Rodgers dejó de moverse. Abandonaron el cuerpo en una zanja desértica cubriéndolo con piedras. Este horrible acto ha dejado conmocionada a la comunidad del baloncesto, dejando en evidencia un crimen que va más allá de cualquier competición deportiva.
