Una explosión trágica interrumpió una misa católica en Marawi, Filipinas, dejando al menos cuatro muertos y 42 heridos. El incidente tuvo lugar en un gimnasio de la Universidad de Mindanao durante el servicio religioso, y las autoridades han iniciado investigaciones para determinar a los responsables.
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La explosión, aún sin autoría confirmada, ha sido calificada como un ataque terrorista con bomba por Mamintal Adiong, gobernador de Lanao del Sur. El ataque, que tuvo lugar en un espacio educativo, ha generado una condena generalizada y preocupación por la seguridad en la región.
Autoridades locales y representantes educativos han manifestado su consternación y rechazo a estos actos de violencia que atentan contra la libertad religiosa y el ambiente pacífico que fomentan las instituciones educativas.
Esta región, con un histórico de conflictos entre el Gobierno y grupos extremistas, como Abu Sayaf y el Grupo Maute, vinculados al Estado Islámico, ha sido escenario de tensiones recurrentes. Marawi, en particular, vivió un sangriento enfrentamiento en 2017, cuando grupos afines al EI tomaron parcialmente la ciudad, desencadenando un combate que duró cinco meses y cobró la vida de más de 1200 personas.
La explosión se produce en un contexto donde recientemente murieron 11 presuntos miembros del grupo terrorista Dawlah Islamiyah en operaciones militares en Maguindanao del Sur. La comunidad internacional y local sigue de cerca los desarrollos en esta región asediada por conflictos y busca garantizar la seguridad y justicia para las víctimas y sus familias.