El presidente Gustavo Petro clausuró el año del sector solidario en Ibagué, Tolima, realizando un balance de gestión y proyectando el futuro de su proyecto político. En un discurso enérgico, Petro enfatizó que su Gobierno no tiene la intención de perseguir ni encarcelar a opositores, pero sí exigió la participación activa de un pueblo comprometido con la transformación de Colombia.
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«No vamos a chuzar a nadie, no vamos a meter a nadie de la oposición a la cárcel y no los vamos a perseguir, pero lo que sí exigimos es que haya un pueblo capaz de transformar la historia de Colombia, es irreversible», afirmó Petro, desechando la posibilidad de que un gobierno de ultraderecha deshaga lo logrado.
Petro reiteró la trascendencia de su proyecto político: «No llegamos por moda, sino para iniciar una era». Enfatizó la urgencia de aprovechar cada segundo restante en el Gobierno para ejecutar acciones de gran alcance, evitando pensar en pequeñeces.
Durante su discurso, Petro resaltó los esfuerzos de su Gobierno en áreas como salud y educación, pero arremetió contra la burocracia estatal. Criticó la falta de eficiencia de los funcionarios del Estado, señalando la dificultad de movilizar la maquinaria gubernamental para proyectos emblemáticos.
«Tratando de que mis propios funcionarios, los burócratas que durante todo este siglo han estado bajo la influencia de los uribistas, muevan los papeles para que la educación sea gratuita», expresó Petro, destacando la lucha contra la inercia administrativa.
Además, lamentó la supuesta incapacidad del Estado para realizar tareas básicas, como la construcción de sedes universitarias públicas, cuestionando la falta de personal competente y la necesidad de recurrir a entidades privadas para llevar a cabo dichos proyectos.
Las palabras del presidente Petro reflejan un llamado a la acción y una advertencia sobre la resistencia y las limitaciones estructurales que enfrenta su administración en su intento por transformar el país.