En una época donde la imaginación y la determinación podían transformar cualquier espacio en algo extraordinario, surgió el Parque Recreacional El Remanso en Tibú. Bajo la guía del señor Fernando Del Basto y con el apoyo de los contratistas de ECOPETROL, este rincón de esparcimiento nació en un terreno abandonado de aproximadamente una hectárea, entre los Barrios Barco e Intermedio. Lo que antes era un espacio yermo se convirtió en un oasis rodeado de árboles y zonas verdes, incluso albergando un caño transformado en un sereno lago, ideal para románticos paseos en canoas.
El éxito del Remanso demostró que la colaboración y la visión podían llevar a la creación de un lugar de encanto en medio de la comunidad. Los contratistas de ECOPETROL, motivados por el deseo de contribuir al bienestar de la región, aportaron recursos y materiales para embellecer el parque. La idea fue respaldada por diversos líderes y personalidades, incluyendo a Manuel Antolínez, Germán Jaime Torrado, Manuel Guillermo Ayala y Ciro A Saavedra. Todos compartieron la misma visión de crear un espacio para el disfrute de la comunidad tibuyana.
El parque ofrecía una variedad de instalaciones recreativas, desde canchas deportivas hasta zonas de camping y asaderos. Además, un zoológico regional y un salón construido por los indios Motilón Bari brindaban espacios únicos de encuentro y entretenimiento. Sin embargo, con el tiempo, la decadencia de ECOPETROL y la falta de atención por parte de la administración municipal comenzaron a mermar la vitalidad del Remanso.
La triste desaparición de este oasis recreativo dejó un vacío en la comunidad. Se cuestiona cómo las autoridades permitieron que un espacio tan querido y beneficioso fuera abandonado y finalmente desmantelado por la propia comunidad.
Hoy en día, el recuerdo del Parque Recreacional El Remanso perdura en la memoria de quienes vivieron esos tiempos dorados de entretenimiento y esparcimiento. Es un recordatorio de lo que puede lograrse cuando la colaboración y la visión se unen en la creación de espacios que enriquecen la vida comunitaria.
Créditos: Información basada en el libro «Anecdotario Histórico de Tibú y Otras Cositas» por Julio César Jaime Martínez.